Este caso nos ilustra algunas de las situaciones de una empresa familiar en la que, llegados a un determinado punto de su evolución, coinciden y se mezclan diferentes elementos que ponen en peligro su continuidad y que, en ocasiones, se aderezan con relaciones familiares en conflicto que necesitan de una profunda búsqueda de un proyecto compartido que permita a la familia propietaria tomar lo mejor de sus valores para proyectarse en el futuro. Pero innovar es mucho más que adaptarse a las nuevas tecnologías, y no es exclusivo de las grandes empresas ni de las multinacionales. El cambio se presenta como un verdadero desafío. No vale aquello de «eso ya lo probamos hace unos años», «eso no se puedo hacer», «eso saldrá muy caro», o el típico «si los de la competencia no lo han hecho es por algo». Siempre existirán barreras y resistencias cuando está en juego el patrimonio de la empresa y su adaptación a los nuevos tiempos. Una característica de la familia Cadbury en los negocios ha sido la forma en que cada generación ha contribuido con sus habilidades complementarias: en ingeniería, act i tud hacia las ventas, recursos humanos, talento financiero e interés por los avances tecnológicos. Estas virtudes, además de la preservación y respeto por sus valores, son las que en el fondo han evitado la rivalidad sucesoria en la familia empresaria a lo largo de estos años, y les han permitido fomentar y mantener un espíritu de emprendimiento constante e innovador.
Este artículo es producto del trabajo realizado dentro del equipo de Garrigues Consultoria de Empresa Familiar.
Artículo aparecido en el periódico "Información" de la Cámara de Comercio de Bilbao, Febrero de 2009.
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