martes, septiembre 30, 2008

Las empresas familiares (I)

Desde los inicios de la historia de la Humanidad, familia y trabajo han ido de la mano. Sin embargo, el avance de los conceptos modernos de la empresa familiar y su aplicación práctica es relativamente reciente. A finales de los años sesenta empezaron a aparecer en Europa los primeros artículos especializados en empresa familiar y durante la siguiente década se comenzaron a levantar modelos de estructura y comportamiento organizacional. Pero el verdadero auge llegó hace poco más de 20 años, la empresa de familia "se descubrió" en la década de los ochenta y durante los últimos diez años hemos podido ser testigos del protagonismo que han tomado instituciones internacionales como el Family Business Network (FBN), el Family Firm Institute (FFI) o IFERA (International Family Enterprise Research Academy), y locales como el Instituto de Empresa Familiar (IEF) y Fundación Nexia para el Desarrollo de la Familia Empresaria. Hoy en día continúa en ascenso el interés mundial por conocer la empresa familiar y entenderla adecuadamente, gracias también a la labor de investigación de las diferentes cátedras y escuelas de negocio en todo el mundo y al aporte de los consultores en sus intervenciones, en especial en aquellas perspectivas que dan un enfoque sistémico al conjunto familia-empresa-propiedad.

La exploración de la empresa familiar ha dado con algunas claves para armonizar la confrontación de las necesidades de la familia y el negocio, así como métodos especializados para mantener el funcionamiento del sistema con una familia unida, una empresa sana, la preservación del patrimonio y la continuidad generacional. Durante todo este tiempo las instituciones y los profesionales especializados han aprendido a proponer planes a largo plazo que pueden guiar y apoyar las intenciones de futuro que el grupo familiar no ha podido consensuar de una forma ordenada y concreta, en especial ante el reto principal al que se enfrentan las empresas familiares: la sucesión. Los datos que oficialmente se manejan sobre el cambio generacional indican que el promedio de vida de este tipo de organizaciones equivale al periodo de liderazgo del fundador (cercano a los 24 años). Y es que la sucesión no debe entenderse como un evento aislado en la vida de cada empresa familiar, es un proceso que debe ser previsto y planificado, siempre y cuando la intención de la familia sea que la dirección y propiedad de la empresa siga estando en manos del grupo. En una palabra, no se puede concebir una empresa familiar sana si esta no piensa y planifica su propio relevo generacional.

Uno de los problemas más importantes de este tipo de compañías es que suelen desconocer la gran influencia de las relaciones familiares en la dirección de la empresa y acostumbran a trasladar la informalidad del trato familiar a la formalidad de una organización profesional. Con el tiempo, el crecimiento del sistema familia-empresa-propiedad exigirá un tratamiento más profesionalizado, donde será necesaria la correcta aplicación de buenas prácticas para la positiva y constructiva relación entre familia y empresa. Si el negocio comienza a remontar una cuesta de crecimiento, el responsable de su dirección tendrá que enfrentarse a una nueva manera de llevar la compañía, más acorde con su realidad como familia empresaria. Pero el día a día de cualquier emprendedor está centrado en resolver las situaciones más inmediatas que se le van presentando: pagos de obligaciones, plazos de entrega, captación y fidelización de clientes, trato con proveedores... generalmente queda poco tiempo para crear un plan de crecimiento adecuado.

 
Originalmente publicado en el libro “Manual de la Empresa Familiar”, publicado por el Foro de la Empresa Familiar de las Cámaras Vascas (Eusko Ganberen Familia Enpresaren Erakundea), País Vasco, España, 2008.