Cuando las familias empresarias trabajan en la empresa familiar, trabajan para su propio patrimonio, para aumentar el legado de sus familiares y poder traspasarlo de la mejor manera a las sucesivas generaciones. Este hecho, de manera inevitable, genera un entusiasmo muy difícil de conseguir en trabajadores de otro tipo de empresas, ni siquiera con los incentivos habituales en el mercado.
El entusiasmo de la familia empresaria se traduce en pasión por lo que se hace, respeto a la tradición y mucha perseverancia que da sentido a los esfuerzos y logros cotidianos.
Ejemplo: los colores de la Familia Benetton
Desde su fundación, en 1965, los hermanos Benetton (Luciano, Giuliana, Gilberto y Carlo) han trazado una línea recta ascendente vertiginosa.
¿Cómo fue posible este “milagro empresarial”? La respuesta brota con espontaneidad de un hombre de apariencia agradable, cabellos entrecanos y mirada inteligente: "Es difícil -dice Luciano Benetton en una entrevista- sintetizar la fórmula que nos permitió alcanzar estos resultados. En mi caso, primero existió una idea y después un encuentro. La idea fue afrontar el desafío que proponía el escaso valor añadido que puede tener un tejido, que es esencialmente económico e indiferenciable, añadiéndole componentes de color, estilo y marca."
Cuando el joven Luciano comenzó a despuntar con sus propios diseños pensó en establecerse por su cuenta y lo consiguió con la ayuda de sus tres hermanos, especialmente de Giuliana. Todos juntos invirtieron sus ahorrillos, unas 36.000 liras, en comprar una máquina de hacer punto. "En 1960 comenzamos a dar color a los jerséis blancos, una vez terminados, utilizando tecnologías de coloración. De esa forma obtuvimos un muy buen producto, que fue aceptado rápidamente."
Confianza
La confianza es la fuerza interior de toda relación familiar, entre sus compuestos se mezcla con afecto, compañerismo, credibilidad y lealtad. Es la savia que mantiene la vida, igual que en aquel árbol que superó el invierno duro y resistió un incendio cruel. Es la esencia que, una vez lograda, no puede ser abatida ni arrebatada, ya no le pertenece a los miembros de la relación, sino que es sustancia del vínculo mismo.
Ejemplo: Codorníu
La empresa Codorníu es hoy una sociedad anónima controlada íntegramente por la familia Raventós. Todos son descendientes del matrimonio de Anna Codorníu y Miquel Raventós, dos importantes familias vinícolas cuyos orígenes se pierden en el siglo XVI.
Según explica Magí Raventós, en este momento la empresa tiene 120 accionistas y la familia, unos 400 miembros. Codorníu cuenta con un Comité Ejecutivo y cada grupo familiar está representado en el Consejo de Administración. Actualmente, sólo ocho miembros de la familia trabajan en la empresa, cuya plantilla asciende a un total de 1.000 empleados. La presidencia se encuentra en manos de María del Mar Raventós y la dirección general está a cargo de Jordi Raventós.
¿Qué hay que hacer para tener una empresa de más de 450 años?
En una entrevista, Magí Raventós declara que “todas las generaciones han ido haciendo y han hecho lo que debían. Trabajan en la empresa y comparten el espíritu de comunicar lo que hacen, tanto en bodega como en ventas, incluso en comunicación. Los accionistas tienen la tarea de dar confianza a los que trabajan en la empresa y les hacen llegar sus inquietudes. Siempre coordinados en la misma dirección, que es potenciar el cava y su calidad”.
Así, se pone mucha pasión en el trabajo e incluso obliga a ciertas renuncias, pero es un grupo de personas donde cada vez hay más conocimiento y más ganas de continuar.
Originalmente publicado en el libro “Manual de la Empresa
Familiar”, publicado por el Foro de la Empresa Familiar de las Cámaras Vascas (Eusko Ganberen Familia Enpresaren Erakundea), País Vasco,
España, 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario