En coherencia con el punto anterior, cuando el líder de la empresa familiar se resiste a jubilarse y no planifica correctamente el proceso de su sucesión, la continuidad de la empresa corre un riesgo muy grave.
Ejemplo: los líderes de los grupos Borges y Planeta
Antoni Pont Amenós, a sus 68 años y siendo presidente del Grupo Borges, líder de la producción y la comercialización de aceites comestibles y frutos secos en España, comunicó a la prensa con varias semanas de antelación que dejaría las tareas ejecutivas de la empresa para ceder el relevo a las nuevas generaciones de la familia Pont. En ese momento, el grupo catalán estaba formado por un holding de unas cincuenta empresas, la mayoría de ellas relacionadas con el sector alimentario.
En sus declaraciones explicó cómo se prepara la sucesión del máximo ejecutivo de un holding de capital totalmente familiar. "En las próximas semanas anunciaremos públicamente a la prensa que mis tareas pasarán a un segundo plano con el objetivo de dejar el relevo a las nuevas generaciones familiares, a la juventud".
Por su parte, José Manuel Lara Bosch, presidente de Grupo Planeta, anunció su retirada al cumplir los 70. "Tras los 70, ser presidente sólo sirve para que te saquen en procesión", dijo en un comunicado público durante un desayuno informativo dedicado a la necesidad de adaptación de las empresas, y detalló que abandonaría sus funciones ejecutivas en un plazo de siete años posteriores al anuncio.
En su opinión, a esa edad no se puede ser presidente ejecutivo porque la continuidad de un directivo al frente de la empresa es negativa para su actividad. Añadió que "es muy romántico ver a esos propietarios que mueren en la empresa, pero es malo porque retienen el poder y eso ralentiza la toma de decisiones".
Originalmente publicado en el libro “Manual de la Empresa
Familiar”, publicado por el Foro de la Empresa Familiar de las Cámaras Vascas (Eusko Ganberen Familia Enpresaren Erakundea), País Vasco,
España, 2008.
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