Junto con la venta de acciones, el reparto de dividendos es una de las cuestiones más conflictivas en las familias empresarias, especialmente en aquellas que se encuentran ya en segunda generación y en las que, por tanto, hay un grupo de hermanos accionistas. Plantearse este tema y llegar a acuerdos y políticas justas, tanto para los accionistas como para la propia empresa, es una de las tareas más importantes que han de llevar a cabo los accionistas familiares.
• Accionistas activos vs. accionistas pasivos
Son accionistas activos aquellos que trabajan en la gestión de la empresa, suelen priorizar los intereses de la empresa y reinvertir los beneficios en su propia expansión por ser una fuente de financiación gratuita y parte importante del éxito de muchas empresas familiares. Además, suelen tener un buen salario y ser reacios al reparto de dividendos.
Por otro lado, los accionistas pasivos son los que no participan en la gestión, tienen un claro interés en disfrutar de los rendimientos económicos de su patrimonio conservando la propiedad de las acciones. Además, es posible que no tengan ingresos suficientes para mantener cierto nivel de vida y por tanto pueden necesitar que se repartan dividendos y, de no ser ello posible, quizás vender sus acciones.
El reparto de dividendos, cuando no está bien resuelto, enfrenta a los accionistas activos y a los pasivos, que tienen puntos de vista e intereses opuestos respecto al destino de los beneficios de la empresa. Estos conflictos aparecen en familias empresarias en que no se han establecido sistemas de información y participación de los accionistas y la familia en la empresa.
La solución más recomendable es buscar un acuerdo razonable y equilibrado sobre el porcentaje de beneficios que se repartirá en dividendos, teniendo siempre en cuenta que este debe cumplir siempre dos condiciones: que sea económicamente viable para la empresa y que sea suficiente para la familia.
También es aconsejable que la familia empresaria aborde el tema del reparto de dividendos cuando no haya conflictos de intereses, lo cual facilita llegar a acuerdos y establecer reglas acordadas por todos los accionistas. Por ejemplo, los accionistas podrán establecer cuándo es el mejor momento para el reparto de dividendos, no siempre hay que esperar a la tercera edad para gozar de los dividendos del patrimonio familiar. Es conveniente establecer reglas claras en cuanto a las condiciones; la empresa familiar podrá repartir dividendos cuando ciertas condiciones económicas del negocio se cumplan. La idea no es crear un vicio o costumbre que pueda perjudicar la funcionalidad del negocio familiar, sino pautas claras y compartidas respecto el reparto de beneficios a sus accionistas.
• Los “ricos virtuales”
Los “ricos virtuales” es una expresión que ha hecho fortuna en el campo de la empresa familiar. Se refiere a aquellos accionistas pasivos que ni reciben dividendos ni pueden vender las acciones por falta de acuerdos y políticas al respecto entre el grupo de accionistas familiares. Muchas veces son quienes inician el conflicto y ponen presión en el sistema cuando “exigen su parte del pastel” y si no se les satisface, se plantean vender las acciones.
Originalmente publicado en el libro “Manual de la Empresa
Familiar”, publicado por el Foro de la Empresa Familiar de las Cámaras Vascas (Eusko Ganberen Familia Enpresaren Erakundea), País Vasco,
España, 2008.
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