En el caso de una sucesión equivocada, ¿la empresa debe transformarse o vender?
Cada caso es diferente y debe ser analizado a conciencia para no caer en generalidades. Sin embargo, en casos de sucesiones poco afortunadas, es habitual encontrar como puntos comunes que en la complejidad de las relaciones entre los miembros de la familia, las perspectivas sobre la estrategia común a compartir y las propias condiciones de mercado, pueden ser algunas de las causas principales que haga que una familia empresaria tome un mal camino.
Si tomamos las relaciones en la familia empresaria, podemos buscar su complejidad en una disminución sustancial de la comunicación. Cuando una empresa familiar se encuentra en primera generación, la comunicación y las relaciones, son lideradas por uno solo de sus miembros, el emprendedor/padre fundador. Sin embargo cuando se produce una transición hacia la segunda y posteriores generaciones, dicho modelo, cambia, muta. Este cambio afecta normalmente a los valores y a las perspectivas e intereses de cada nueva familia que surge en hermanos o primos-hermanos.
Si no existe la capacidad del grupo (bien por capacidad propia o bien de la mano de un experto externo) que les permita encontrar la forma adecuada de superar este atasco ante una sucesión equivocada, muy probablemente nos encontraremos ante una compañía difícilmente gestionable por esta familia. En este caso la decisión de vender correrá por parte del grupo, quien deberá sopesar el esfuerzo por emprender su regeneración contra lo duro que puede suponer el desprenderse de la empresa de la familia.
Entrevista realizada en diciembre de 2008 para el periódico "Entre Mayores", Vigo, España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario