Hace cinco años, podíamos encontrar fuentes que se referían a la Empresa Familiar con un tono un tanto fatalista. Afortunadamente, hoy son más las referencias que apuestan por un sano trabajo que aquellas que acentúan los aspectos negativos. Veamos:
Todas las empresas familiares enfrentan actualmente un mal común, amén de la iteración de los círculos de la cual se habló anteriormente: el advenimiento de la globalización. De cara a un nuevo siglo, "los lazos de sangre lucen cada vez más débiles frente a las alianzas de oro de las transnacionales... algunos escépticos piensan que las empresas familiares tienen sus horas contadas". En Chile, en 1998 se detectó un aumento del 40 por ciento de la tasa de mortalidad de las empresas familiares chilenas frente al escenario internacional y “de otros factores de carácter interno, como una rígida estructura en sus organizaciones, gestión deficiente y carencia de una estrategia competitiva”. Y en esto la gerencia tiene un papel vital. “en un momento de mercados globalizados con una competencia acérrima, si la empresa familiar no es capaz de colocar al frente una persona que valga, el mercado se lo comerá y desaparecerá”.
El diagnóstico y la tendencia actúan como alerta: de no proponer mecanismos especializados que refuercen los valores de este tipo de organizaciones, su vigencia y permanencia en el mercado corre peligro. “... frente al modernismo y al sistema de manejar hoy en día las empresas, tenemos que ser más fríos, más calculadores, para que los negocios sean competitivos, y la empresa familiar tiene esa debilidad, que opera muchas veces con sentimentalismo".
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