miércoles, noviembre 23, 2005

El esquema tradicional que conceptualiza a la empresa familiar es aquel que ilustra la intersección de dos entes, dinámicos y cambiantes por naturaleza: el mundo de la familia y el mundo de la empresa.

En este esquema, el círculo de la familia engloba aspectos funcionales tales como la base emocional, la conducta subconsciente, la introversión y la minimización al cambio, mientras que la empresa debe funcionar justo de la forma contraria: sobre la base laboral, la conducta consciente, la extroversión y el aprovechamiento del cambio del mercado. Abogando por el balance de ambos sistemas, equilibrando las necesidades y deseos de la familia con los requerimientos y oportunidades del negocio, a través del mejoramiento del control y reglas de gobernabilidad de la empresa, el apoyo al crecimiento profesional de sus miembros, el cuidado del capital, el manejo de los conflictos y el uso correcto que se haga de los valores y cultura de la familia en el desarrollo de planes y acciones concretas.

De acuerdo con datos recopilados por The Family Firm Institute (FFI) los empresarios que han creado las más grandes riquezas en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial, están llegando a la edad de decidir cómo transferir de una forma efectiva el liderazgo de sus empresas familiares. Se calcula que para la primera década de este siglo virtualmente todas las empresas manejadas y poseídas por grupos familiares van a perder a sus fundadores, por muerte o retiro de los negocios. La consecuencia de estos efectos de sucesión será la más grande transferencia de riqueza en la Historia de los Estados Unidos. estima una nueva transferencia de cerca de 10,4 mil billones de dólares al llegar el año 2040. Esta situación implicará, llegado el momento, toda una carga de aspectos asociadas al paso transgeneracional que, eventualmente, deberán ser atendidos por especialistas y consultores en las diferentes ramas de la asesoría de empresas.

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