lunes, septiembre 12, 2005

P: Soy una mujer que trabaja en la Empresa Familiar que fundó mi padre. Cuando me planteo cuáles son los retos de trabajar con la familia, me doy cuenta que ejerce un control que no me deja trabajar a gusto, que mi padre no cede el poder y no deja que los hijos nos desarrollemos, que mi padre hace caso solamente de uno de sus hijos o que todo lo que sucede en la familia traspasa a la empresa... que en definitiva para mi la Empresa Familiar es como una prisión con barrotes de oro.

R: De este estado de conciencia puede nacer un proceso de reflexión que le lleve precisamente a valorar en su justa medida tanto su empresa como el hecho de pertenecer a una familia empresaria. Una buena manera de hacerlo es participar en foros empresariales que le den la oportunidad de conocer a otros empresarios, otras empresas, otras formas de hacer. Este es, entre otros, el objetivo de las Asociaciones Territoriales de la Empresa Familiar que existe en todas las Comunidades Autónomas de España, y sobre las que puede encontrar información en el portal de Internet www.laempresafamiliar.com.
Creo que puedo entender la expresión de "prisión de barrotes de oro". Desde el punto de vista del papel que se desempeña en el grupo de hermanos, no deja de ser una carga de responsabilidad que se lleva a veces de manera inconsciente. Pareciera que el futuro de un hijo de empresario estuviera predestinado. No sólo dentro de la familia: la sociedad y el entrono empresarial también alientan a que la sucesión recaiga sobre los hijos. Y es así. Pero entonces resulta que si uno no quiere o no se siente a gusto en esa empresa que es de uno, el salirse de esa prisión (que a fin de cuentas es uno mismo el que se ha encerrado), implica enfrentarse a la ilusión de todos, menos de uno mismo. No es tan sencillo. Requiere de una gran fuerza de voluntad, pues a veces no dejamos de sentirnos "los malos de la película", por "traicionar" la voluntad de todos nuestros "carceleros".
Pero no desespere. Siempre puede encontrar la forma de comunicarte con los suyos (en especial con su padre), y plantear la situación de manera que entiendan tu enfoque.

Versión en castellano del artículo publicado originalmente en Emprèn.

No hay comentarios: