jueves, septiembre 08, 2005

P: Soy dueño de una Empresa Familiar que fundé en 1960. Estamos en el proceso de sucesión desde hace unos años. Tengo dos hijos en la empresa. La hija pequeña desempeña la labor de gerente, tiene formación suficiente para ello, y el mismo carácter emprendedor que tengo yo. El mayor que ha trabajado siempre conmigo, no tiene estudios superiores, pero conoce la empresa casi mejor que yo, esta de jefe de producción. Yo siempre he confiado en ellos, y hemos llegado al último punto antes de mi retirada total. Tengo miedo, he luchado mucho por esta empresa y no me gustaría haberme equivocado en mi última decisión: nombrar a mi hijo mayor a cargo de la empresa. He probado irme varias veces, pero ... muy a mi pesar veo que mi hijo mayor no desempeña bien su trabajo y que la empresa y la familia pueden llegar a tener problemas por culpa de mi decisión.

R: Con el hecho de lanzar la pregunta ¿Qué puedo hacer? me parece que está usted dispuesto a plantearse opciones y tomar decisiones. Mi consejo es consultar con un profesional para que le ayude a ordenar las ideas y las emociones, y visualizar una estrategia que contemple diferentes escenarios y posibilidades para que, de una parte, nadie se sienta herido, y de otra, pueda usted plantear la situación a su familia y encauzar tanto a la empresa como a las personas. Es fundamental ayudar a que cada familiar asuma su rol, y sea consciente de sus limitaciones y de aquello que efectivamente puede aportar a la empresa. En este sentido, es importante apelar a la unidad familiar, y realizar el proceso de un modo totalmente sincero a la par que ofreciéndose todo el apoyo necesario entre familiares. También es importante que el organigrama de la empresa sea eficiente, basado en criterios profesionales y de eficacia.
Para encauzar una problemática como la suya, e iniciar un proceso exitoso, es necesario aplicar una metodología de análisis estructurado. No me parecería adecuado iniciar conversaciones con la familia sin haber analizado la situación en profundidad. Créame que comprendo la complejidad de la situación, pero también conocemos casos en los que situaciones similares se han podido reconducir exitosamente.

Versión en castellano del artículo publicado originalmente en Emprèn.

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