P: ¿Qué pasa cuando el hijo no quiere hacerse responsable de la empresa que fundó su padre? Este es mi caso: mi padre tiene una sastrería, y por lo que he visto y conozco del negocio, definitivamente no es lo mío, aunque él insiste en que me haga cargo de ella. ¿Qué hacer, cómo enfrentar el problema, dejando clara mi intención sin herir sentimientos?
R: Existe un gran prejuicio en el mundo empresarial sobre "el deber ser" de los involucrados en una familia propietaria de una compañía: el tener que hacerse cargo de esta es uno de esos temas, sobre todo cuando son expuestos por la generaciones que suceden a los fundadores.
Ud. no "tiene que" hacerse cargo de la compañía, puesto que nadie le obliga, ni jurídica, ni contractual, ni moralmente. Y esto, aunque suene ilógico repetirlo, pareciera que no es materia fácilmente digerible por los involucrados en una empresa familiar.
Este caso parece ser más frecuente de lo que muchos empresarios quisieran admitir, ya que hemos asistido en varias ocasiones a diferencias importantes entre padres e hijos en torno al tema de la empresa, precisamente por una falta de diálogo profundo sobre el legado.
Si existe un deseo de legado hacia la siguiente generación, este debe ser basado en valores que garanticen la trascendencia y el carácter atemporal de su contenido. Es decir, si realmente hay una buena intención por parte de los padres de dejarle a sus hijos algo útil para su provecho, no debe ser impuesto a la fuerza, puesto que las obligaciones son cargas que se desechan en la primera ocasión que se presenta, desapareciendo con ello el aprecio al esfuerzo de lo que probablemente sea toda una vida dedicada a un buen negocio.
La única forma de garantizar la continuidad de la empresa en una familia es la presencia de un compromiso, por parte de la generación que releva en la dirección. Si este compromiso no se asume de corazón (con voluntad propia y disposición a asumir los riesgos del negocio), lo más probable es que la propiedad de la empresa termine cambiando de manos rápidamente.
Versión en castellano del artículo publicado originalmente en Emprèn.
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