Establecer un salario a los familiares de acuerdo a las cifras del mercado laboral, entregar premios al alcanzar ciertos objetivos personales, repartición de dividendos en caso de compartir la propiedad y entregar “regalos paternales”. Aconsejan a los gerentes: “Pague a la familia lo que merecen por el trabajo. Si desea mejorarles el estándar de vida o reducir sus impuestos, hágalo a través de regalos privados, nunca regalos del negocio”.
Las políticas que fijen los parámetros para las compensaciones o liquidaciones de los empleados, deben definir muy bien cuál es la filosofía adoptada por la compañía para aquellos que son miembros familiares. ¿Las prestaciones deben estar por encima de lo que otorga la ley o deben mantenerse en las mismas condiciones que de las de un empleado no-familiar? ¿Cómo afecta esto la percepción y el desempeño profesional de los empleados no-familiares? ¿Qué recompensas se deben otorgar por desempeños excepcionales? ¿Deben existir penalidades para los miembros de la familia que incurran en faltas que hayan ido en detrimento de la compañía? La resolución puntual de estas leyes en el trabajo, dependerá mucho de cómo se traten y enfoquen estos aspectos.
Esta actitud refuerza las ideas de John Ward: “Tanto las grandes empresas como las pequeñas invierten tiempo y dinero para mejorar sus recursos humanos. Ofrecen programas de capacitación, seminarios de fin de semana, tiempo libre para participar de actividades profesionales y hasta fondos para ampliar la educación formal”.
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