viernes, mayo 19, 2006

Sobre las relaciones de afecto en una empresa familiar

Los miembros de un círculo familiar normal están unidos por lazos biológicos y afectivos. Una familia “normal” es, “aquella cuyos miembros tienen posibilidades de escucharse mutuamente, que son capaces de resolver conflictos, tienen la flexibilidad necesaria para adaptarse a los cambios y cuenta con lazos afectivos estables”. La mayoría de las cartas magnas de los países del mundo garantizan la protección de la familia y la suelen definir como una asociación natural de la sociedad y como espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el esfuerzo recíproco de sus integrantes”. De acuerdo a la doctrina cristiana, “no hay ninguna otra asociación ni grupo humano que pueda llegar a una experiencia tan íntima de confianza y cariño como la familia. En esto la familia es intransferible”.

La base de todo esto no es otra que el amor. Cuando el amor falta en la Familia las consecuencias se sienten inmediatamente en la Empresa. Este es un punto en el que coinciden los autores y consultores especializados. De hecho, no están interesados en atender los casos de relaciones con patologías dignas de un psiquiatra, donde el desamor mueve las fuerzas de la organización. ”no hay nada peor que un odio entre hermanos. Y cuando este se expresa en el seno de una Empresa Familiar se convierte en la mayor debilidad. La Empresa no tiene remedio, salvo el cambio de manos lo antes posible...”.

El amor es una fuerza muy útil y poderosa, y de ello dan fe y han dejado constancia los grandes escritores de todos los géneros de la literatura y filósofos en las diferentes épocas de la humanidad. Solowyew, “el amor es una fuerza que excluye la muerte, que protesta contra ella y la niega” y Marcel “amar a una persona es decirle: tú no morirás”. Más aún cuando la devoción al esfuerzo se vuelca hacia los hijos, vale la cita de Blades: “Sólo quien tiene hijos entiende que el deber de un padre no acaba jamás. Que el amor de padre y madre no se cansa de entregar. Que deseamos para ustedes lo que nunca hemos tenido. Que a pesar de los problemas, familia es familia y cariño es cariño”.

La verdadera fortaleza para la organización radica en el sentido práctico que se le dé al afecto. Con una organización basada en relaciones filiales, los procesos pueden, entre muchísimas otras ventajas, simplificar trámites burocráticos.

El afecto es pedir y otorgar perdón una y otra vez y diez y cien. Los lazos de afecto que perdonan, que toleran abren las personas a la iniciativa. Facilitan el reconocimiento de errores y su pronta corrección (nadie tiene que salvar su imagen) y simplifican cualquier tipo de control por la simple razón de que la confianza hace innecesarias las redundancias en los procesos.

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