Para los dueños de Empresas Familiares algunas veces resulta impensable el retiro definitivo de las riendas del negocio. Es por ello que algunas veces no se prevé la idea de generar un fondo de pensión que salga del aporte de las utilidades de la compañía para los últimos años de vida de los fundadores. En países como Venezuela, la Ley Orgánica del Trabajo no establece obligatoriedad de ahorro o seguro para el patrono. De hecho dado el carácter informal con que se toma el punto, en la mayoría de los casos se conduce a un momento de sucesión traumática que deja, tanto a la familia como a la empresa, con escasos recursos para continuar sus funciones.
Una buena solución la constituyen las compañías de seguro privadas, que ofrecen a los empresarios productos y servicios de seguros especializados en previsiones para la vejez y el retiro laboral definitivo, los cuales son en condiciones promedias, alrededor de los 65 años de edad. En este punto el papel de la esposa es fundamental para poder sobrellevar el equilibrio emocional del comienzo de la última etapa del fundador.
En una empresa familiar, la discusión del tema evidencia una postura incierta ante el hecho inevitable del retiro de todos aquellos que pasen por la empresa. Vale la pena considerarla como una de las políticas primordiales para “proporcionar una renta asegurada de por vida al dueño y su cónyuge”. Una herramienta, de las muchas disponibles en el mercado de seguros y planes de retiro, es la participación en fondos privados de pensión. “La generación mayor puede financiar su jubilación y otras necesidades familiares mediante ahorros personales. Esto evita retirar dinero de la empresa justo cuando más se lo necesita para financiar nuevas estrategias”.
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