Deben establecerse los términos de los tratos, comunicaciones y relaciones con las personas externas a la empresa, especialmente si se trata de la competencia, evitando con ello tanto la fuga del secreto industrial que eventualmente podría perjudicar los intereses de la compañía.
En la medida en que los papeles se van definiendo, es importante aclarar quién o quiénes están autorizados para dar alguna información a la luz pública. Esto incluye las estrategias publicitarias que se quieran hacer con la Empresa Familiar en los negocios y en participaciones filantrópicas en la comunidad. Incluso la participación pública del grupo es importante en el ámbito social: más allá del aspecto de cada uno dentro o fuera del trabajo, estilos de vida o a las diferentes asociaciones de la vida cívica a la que pueda pertenecer, deben establecerse límites de conductas que no afecten el nombre o los intereses de la compañía.
Un punto importante son las relaciones extralaborales de los miembros de la familia con los empleados de la empresa. La delicadeza del tema se expone claramente en la teoría, “ya que los comportamientos implican que las familias pueden encontrar que necesitan amarrar ciertos aspectos que conciernen a la libertad de cada miembro. El problema surge cuando el comportamiento individual atenta contra los intereses del grupo”.
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