martes, junio 21, 2005

Entrevista exclusiva a Guido Corbetta (II)

G.S.: ¿Es trasmisible el entusiasmo por el negocio en una familia?

G.C.: Sí, sin ninguna duda. En los jóvenes el entusiasmo vive, recordando el mismo que ha recibido de sus progenitores. Y si su padre trabaja y le muestra la pasión por la empresa y el negocio como una experiencia positiva, bella y rica, es perfectamente posible esa transmisión del entusiasmo. Por supuesto que también ocurre lo contrario: si el progenitor transmite a sus hijos una sensación de tristeza y dificultad al trabajar en la compañía, eso mismo recibirá el hijo y es difícil que este manifieste algún entusiasmo. Es muy importante que el emprendedor esté atento de qué es lo que quiere transmitir a sus hijos, qué actividades realiza y de cómo lo hace.

G.S.: ¿Cómo una familia puede aprender la correcta gestión del Poder?

G.C.: Muchos filósofos y literatos han estudiado el tema del Poder. Por ejemplo hay un teólogo bastante famoso, Romano Guardini, que ha definido la importancia del Poder como el hecho de asumir la Responsabilidad. Según lo veo, es cierto que en una familia donde exista una cultura de base, resulta más fácil ayudar a entender el Poder. Pero también una familia con valores religiosos o valores sociales que incluyan el respeto por la comunidad, pueden ayudar a gestionar el Poder de una forma justa y correcta.

Existen algunos emprendedores que nunca han estudiado una carrera o que no tienen una alta instrucción, pero tienen la capacidad de manejar correctamente el Poder en los negocios, porque son personas que se han educado en familias que les han enseñado valores que respetan al prójimo, enseñan la Responsabilidad, muestran los deberes que están por encima de los derechos y los animan a utilizar su propio talento.

Creo que la gestión del Poder en pequeñas dosis también se aprende en otras ocasiones de la vida, a parte del entorno familiar: por ejemplo la situación que se le presenta al capitán de un equipo de fútbol, o cuando se es jefe de un grupo de Scouts, para lo cual necesita mucha disciplina y humildad, que le permitan a la persona entender la responsabilidad que tiene sobre los otros y las consecuencias y límites de sus propias acciones.

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