Los orígenes de El Caballo (la firma andaluza de complementos de moda que actualmente exporta a países como México o Japón), se remontan al año 1892. Un año antes de cumplir su primer centenario se produjo una crisis interna por la incorporación del menor de los herederos del grupo familiar: Pepe Rodríguez de Pineda. En julio de 1991 su hermano Pedro y su padre, Don José Rodríguez Zapata se reunieron varias veces con Pepe para pedirle que se hiciera cargo de los temas de gestión que Javier (otro de los hermanos del grupo, con quien Don José no se llevaba muy bien) no podía atender. Aunque Pepe deseaba terminar sus estudios de derecho y trabajar en su propio despacho de abogados, finalmente accedió a la petición de su padre y entró en la empresa con mucha ilusión, sólo para encontrarse con una imposible relación y una tensión creciente con Javier por sus discrepancias en el cómo se llevaban las cosas y el cómo se deberían llevar. La situación de la compañía era difícil. Se registraban pérdidas y no había espíritu de trabajo en equipo. A Pepe le entraron ganas de marcharse...
Luego de varias reuniones de la familia, un año después Don José decide nombrar a Pepe director general, a lo que Javier respondió con su salida de El Caballo, montando una empresa similar que les haría la competencia. Una vez asumido el liderazgo de la empresa, Pepe comenzó a encontrar obstáculos dentro de su propia organización, especialmente por parte de la vieja guardia que no aceptaba los cambios que éste proponía. La imposición de la nueva estrategia apoyada por la familia, un duro trabajo de reestructuración y el tesón y el sentido de responsabilidad de Pepe, hicieron posible la completa profesionalización de la compañía, logrando para finales de los 90 una expansión reflejada en el incremento de los puntos de venta, la plantilla del personal, una la facturación y ganancias en alza e importantes alianzas con fabricantes de otras regiones de España que les ayudaron a diversificar su oferta de productos.
El aspecto más importante de este logro empresarial fue la recuperación de la unidad familiar. Javier comenzó a acercarse de nuevo a la familia, proponiendo una línea de negocios que renovó la estrategia del grupo, ayudando a que la relación se fuera recobrando lentamente. La creación de un holding y la entrada de socios externos a la familia han permitido profesionalizar la empresa y colocar, más de un siglo después, la marca andaluza en nuevos e importantes mercados dentro y fuera España.
Tomado de "El Protocolo Familiar", Editado por el Instituto de Empresa Familiar, Autor: Joan Amat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario