jueves, octubre 05, 2006

Reflexiones sobre el Protocolo (III)

Aunque se puedan establecer las directrices y recomendaciones para las respectivas mejoras en la gestión de la empresa familiar, el grupo familiar no necesariamente tiene que llegar a la confección definitiva de la Carta Magna o Protocolo. En algunos casos, después de un profundo análisis de la situación, basta con que se aclaren puntualmente ciertas políticas y se establezcan algunas normas. Sin embargo, como un orden para el enunciamiento de las políticas, las partes de las que se compone una Carta Magna son:

• EXPOSICIÓN DE MOTIVOS: donde se hace referencia a los valores que rigen a la empresa y cuál ha sido el interés que los han llevado a emprender la tarea de esa redacción.

• CUERPO DE LEYES O DISPOSICIONES: aquí aparecen enunciadas las políticas que rigen a la empresa.

• DISPOSICIONES FINALES: En esta parte se muestran las características de rigor, vigencia, flexibilidad, divulgación, enmiendas aplicables y donde todos los implicados suscriben la aprobación de la Carta Magna.


Para la redacción de los lineamientos recomienda, a fin de procurar una redacción jurídica adecuada, buscar rigor en las afirmaciones y no ser tajante al momento de enunciarlas, presentar los argumentos con ilación y lógica, procurando que el escrito tenga “claridad, interés, concisión, coherencia y demás elementos propios de los trabajos académicos”.

La decisión de la redacción de la Carta Magna no debe apresurarse. “Para la confección de la Carta es bueno tomarse tiempo... un buen momento es cuando ya alguno de los hijos mayores está incorporados establemente en la empresa”.

En estas reflexiones no se pretende presentar una Carta Magna específica: una elaboración formal dependerá de factores que escapan a los objetivos de esta investigación, dado que cada empresa familiar se comporta de una manera diferente con respecto a las otras. “nuestra metodología no se adapta a todas las empresas familiares por igual”, “las políticas deben estar hechas a la medida, de forma de conocer las necesidades particulares de la familia y su empresa. Cada una es única”. Estas dependerán, “de la cantidad y la armonía de los miembros involucrados y de las culturas y valores que posean tanto la familia como la empresa”.

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