martes, octubre 10, 2006

Reflexiones sobre el Protocolo (IV y final)

Una vez que la compañía ha comenzado su proceso de planificación como empresa familiar de la mano de un consultor especializado, la fijación de las políticas de gestión en una Carta Magna se convierte en una de las primeras y más importantes metas a lograr. “aunque el 75% de los participantes creen que sus empresas deben tener guías escritas respecto al envolvimiento de cada miembro de la familia en operaciones del negocio, solo el 4% de ellos las tiene”. esta falta de organización en las empresas, hasta al punto de carecer de organigramas o manuales de cargos y funciones: “en varios centenares de negocios que hemos asesorado, sólo un ínfimo porcentaje lo había definido”.

La participación de todos los implicados es fundamental. “La preparación de este protocolo es una experiencia intensa, de profundo aprendizaje, en lo que la familia plasma lo que desea para la empresa y lo que no debe permitir”.

Quizá el primer ejemplo elocuente de lo que es la intención de una carta magna sea la Constitución de los Estados Unidos de Norte América de 1787. En su exposición de motivos declara:

Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, con el fin de formar una Unión cada vez más perfecta, establecer Justicia, asegurar la Tranquilidad doméstica, proveer la defensa común, promocionar el Bienestar general, y asegurar Bendiciones de Libertad para nosotros y nuestra Prosperidad, ordenamos y establecemos esta Constitución para los Estados Unidos de América.

En otras palabras: nos reunimos para ser felices.

En cierta medida, estas reflexiones sobre el Protocolo podrían aportar una guía a seguir para la confección y redacción de una Carta Magna que permita, no sólo la sana iteración de los sistemas, sino también obtener “los consensos que abran los caminos para un mejor desenvolvimiento estratégico y organizativo en estas empresas familiares” (Iberconsult, 1998).

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