A nivel general, ¿cómo está el nivel de conocimientos sobre la empresa familiar en Latinoamérica?
Por lo general, las empresas familiares no toman conciencia de ser tales hasta que empiezan los primeros síntomas de serlo. Es cuando surgen conflictos laborales que repercuten en la familia. Por ejemplo, cuando el hijo no se entiende con el padre o éste con alguno de sus hijos, rivalidades entre hermanos en la que deben intervenir los padres, diferencias de remuneraciones en la que surgen los sentimientos de injusticia que los padres comenten con uno, etc. Al existir un muy bajo conocimiento sobre la dinámica de la empresa familiar, las familias empresarias suelen abordarlos como problemas familiares, tratando de resolverlo como tales, es decir, los padres preocupados por recuperar la paz en la familia, buscan que los hijos se comprendan y acepten como son y que se pidan perdón. Lo que no saben cómo evitar son las consecuencias nefastas que ocasionan a la empresa.
Además, como lo viven como un problema que sólo le pasa a ellos y no conocen material ni expertos que aborden estos temas, se sienten solos presionados por los problemas familiares y empresarios, es decir, con riesgos de fracasar en ambos campos. Esto se percibe cuando asisten a seminarios sobre empresas familiares, es común escuchar a los participantes decir que uno de sus primeros descubrimientos fue encontrar que los problemas que ellos tienen son similares a los del resto de los participantes.
¿Con qué recursos cuentan las familias empresarias latinoamericanas para su desarrollo?
En Latinoamérica en general, las empresas familiares no son percibidas como una categoría o tipología de empresa en la estructura económica de la sociedad, más bien está identificada como una Pymes, y suelen prestarle atención en cuanto tal, como es en lo referido a beneficios fiscales, crediticios, etc. pero no en su condición de empresa familiar porque se desconoce.
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