En
muchas ocasiones, el trabajo en equipo es percibido por los hijos de
empresarios familiares como la única opción de futuro: más que una decisión es
visto como una condena ineludible, porque parece que no se puede prescindir del
grupo familiar y trabajar en solitario. Además, se tiene la sensación de que
trabajar de forma individual podría llegar a considerarse un acto de egoísmo.
Sin
embargo, todo ello es una percepción errónea porque, precisamente, una de las
fortalezas de la Empresa Familiar es que ésta ofrece a los miembros de la
familia un excelente caldo de cultivo para potenciar las relaciones familiares.
Las familias más unidas son, en muy alto porcentaje, las que trabajan juntas en
la empresa. Y ello no es fruto de una obligación, sino una oportunidad de que
la familia tenga un excelente y espontáneo ambiente de trabajo y afecto.
Además, todo ello tiene como consecuencia un equipo de trabajo fuerte,
compenetrado y con los mismos objetivos, lo que da como resultado una empresa
mejor gestionada y con una visión y unos valores claros que aportan confianza a
todo el grupo.
En
el plano de las relaciones personales, muchos especialistas en gestión y
management insisten en afirmar que las tareas compartidas por un equipo de
familiares mejoran notablemente las relaciones y refuerzan los lazos afectivos
entre ellos. Pero eso no significa que no puedan surgir discrepancias, cosa
bien natural. Si las intenciones son honestas, a la larga todo problema tendrá
su solución. Todo radica en el arte de saber convivir a través de la
exploración constante de los valores fundamentales que justifican las acciones
del grupo, llevados a la práctica mediante la comunicación y el diálogo entre
sus miembros. Planificar un proyecto empresarial basado en el ejercicio de saber
escuchar a cada una de las personas implicadas permite que se dé el necesario
intercambio de opiniones y el apoyo mutuo que se requiere para conseguir las
metas comunes.
Mientras
la familia siga siendo la forma natural de asociación por excelencia, siempre
estará presente el germen de la Empresa Familiar y, en cierta forma, una
garantía de su perdurabilidad. Pero recordemos que las Empresas Familiares
tienden a desaparecer, básicamente porque la familia no sigue los pasos de una
consensuada planificación de su sucesión basada en la honesta práctica de la
comunicación entre todos sus miembros.
Originalmente publicado en la sección "En Breve" de la revista "Actualidad de la Empresa Familiar", Nº 30, Octubre - Diciembre 2005, Segasco SL, Barcelona, España.
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