"Un gigante, de barba negra y rizada apareció detrás de la inmensa figura que miraba hacia el Paseo de Gracia y que llevaba en la frente una cruz que daba vueltas sin cesar, sómbolo de la consagración del pan y la metamorfosis sublime.
Mientras Cristóbal se unía al grupo, la hermana Magdalena dijo:
-Creo que deberíamos intervenir, revelarles el plan, los pasos que deben seguir... Todo sería mucho más fácil... Los Hombres Ménsula acechan y saben tanto como nosotros.
-No podemos hacer eso-interrumpió Cristóbal-. María debe descubrir el camino por sí misma... La senda que está escrita en su interior. Nosotros sólo debemos protegerla. Tiene que descubrir la verdad sin ayuda de nadie. Nuestra misión no es la revelación, es la custodia".
Esteban Martín y Andreu Carranza, en "La Clave Gaudí" (novela), Barcelona, 2007.
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