miércoles, junio 04, 2008

Resumen del artículo publicado por Iván Lansberg sobre su conversación con Levinson (II y final)

I. L.: ¿Es lo que Erik Erikson denominó “generatividad”?

D. L.: “Generatividad” se refiere al compromiso que uno asume de desarrollar a la generación de jóvenes adultos que le siguen. A medida que nos adentramos en el período adulto-medio debemos aprender nuevas formas de relacionarnos con las generaciones más jóvenes. Esto requiere nuevas formas de combinar autoridad y empatía. Debemos tomar seriamente la responsabilidad de desarrollar a esos adultos noveles. Más aun, esto implica adquirir un rol de liderazgo definido. Esto es muy difícil de hacer si nuestras energías están enfrascadas en conflictos generacionales.

I. L.: ¿Cómo logra una persona evaluar la vida que ha tenido?

D. L.: Primero que nada es importante que sepamos que los criterios que uno utiliza en los años del adulto-medio para autoevaluarse son muy diferentes a los que se utilizan en la de adulto-tardío. En la primera etapa mencionada, los criterios de éxito (tales como la carrera profesional, el reconocimiento social y el dinero), son muy importantes. Por el contrario, en los últimos años de vida se está mucho más preocupado con el valor y la aportación social de lo que uno ha hecho como hombre.

I. L.: ¿Qué hay de las mujeres?

D. L.: He encontrado en mis investigaciones que las mujeres atraviesan los mismos períodos que los hombres en el desarrollo de su estructura vital: sorprendentemente son las mismas etapas y los mismos tiempos.

I. L.: Sin embargo hay algunas diferencias en cuanto a sus papeles familiares y sociales…

D. L.: Correcto. El hombre no hace mucho por su familia, aunque él sea la autoridad indiscutible en ella. Tradicionalmente esto no les genera ningún tipo de conflicto. Frecuentemente el hombre viene a sentir su falta de involucración con su familia alrededor de los cuarenta y pocos, cuando sus hijos se hacen adolescentes y siente que no los conoce muy bien.

I. L.: Estoy seguro que para un hombre descubrir lo retirado que ha estado de su familia es muy diferente a los treinta, los cuarenta o los sesenta.

D. L.: Si lo descubres en tus sesentas, cuando estás a punto de retirarte, es más difícil: este es el momento en que un hombre busca en su familia todo aquello que el trabajo no le ha dado. Pero las oportunidades de lograrlo son muy pequeñas cuando nunca has estado muy involucrado con tu familia.

I. L.: Otro de los escenarios frecuentes con los que me encuentro es el de las mujeres contemporáneas con sus maridos que tienen que vivir junto a él toda su jubilación.

D. L.: Con frecuencia las amas de casa que llegan a este estado tienen el sentimiento de que han empleado toda su vida satisfaciendo las necesidades de los demás (hijos, esposo y, a veces, padres). Desean liberarse, disfrutar y hacer más por ellas mismas. De hecho, muchas mujeres en sus cuarentas y cincuentas desean ser “menos maternales”, no sólo con sus hijos, sino también con el resto de sus relaciones. Cuando llegan a los sesenta, está lista para deshacerse de la gente dependiente de ella. Quiere ser una abuela, pero no tanto. Quiere ser una esposa, no la madre de su marido.

I. L.: Esto ocurre cuando su marido está particularmente necesitado de su apoyo al retirarse de su vida de trabajador.

D. L.: Sí, y eso lleva a las parejas a grandes decepciones al final de sus vidas.

No hay comentarios: