miércoles, agosto 29, 2007

¿Debo trabajar con mis hermanos?

Pregunta:

Muchas veces el trabajo en equipo pareciera ser la única alternativa que tienen los hijos de los dueños fundadores de empresas. ¿Es normal que me despierte sentimientos de culpa el pensar en dejar la empresa familiar y trabajar sin mis hermanos?

Respuesta:

Entre las ventajas que una empresa familiar ofrece a sus miembros destacan las excelentes oportunidades en el lugar de trabajo para potenciar las relaciones familiares. En un alto porcentaje, las familias cuyos miembros trabajan juntos tienen una alta valoración de la unión familiar. Nadie ha dicho que sea obligatorio trabajar con la familia, pero aquellas que han logrado una convivencia armónica en la empresa, pueden dar fe de la buena calidad de las relaciones.

En no pocas ocasiones, las rivalidades entre hermanos tienen su origen en la propia infancia, cuando la convivencia bajo un mismo techo y las pautas del comportamiento familiar determinan los códigos de relación. El nivel de familiaridad e intimidad que se forja en estos años es el que termina perdurando y proyectándose en el comportamiento adulto, que en los casos de conflicto termina por traer al presente diferentes episodios de muchos años de descompensación emocional. Se requiere de un gran esfuerzo y voluntad de cambio por parte de los implicados para destrabar una situación de malos entendidos, y no siempre se está dispuesto a ceder ante un hermano. Ni qué decir que la situación se agrava cuando se implican los cónyuges.

Muchos de los especialistas en los temas de empresas insisten en afirmar que las tareas compartidas por un equipo de familiares mejoran notablemente las relaciones de afecto. Pero esto obviamente no los exime de la natural tendencia a las discrepancias en un equipo. Si las intenciones son honestas, a la larga cualquier problema tendrá una solución. Todo radica en el arte del saber convivir a través de la exploración constante de los valores fundamentales que justifican la acción del grupo, llevados a la práctica a través de la comunicación y el diálogo de sus miembros. Planificar un proyecto empresarial, basado en el ejercicio del saber escuchar a cada uno de los implicados en él, permite dar lugar a cada intención de pensamiento, acción y ayuda para alcanzar las metas comunes.

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