La evolución en el tiempo nunca es tan precisa. “ningún modelo de un fenómeno de tal complejidad puede mostrar categorías que sean totalmente exhaustivas y sin sobreposiciones”. Sin embargo estos lineamientos dan pie a conceptos tan importantes como los criterios para la clasificación de las Empresas Familiares, y en base a ellos, se utiliza el eje de la propiedad para distinguirlas. De acuerdo a lo que enuncian los propios autores del modelo tridimensional, “lo que define a una empresa familiar no es tanto el nombre de la familia colocado en la puerta ni el número de parientes con puestos de alta dirección, sino la propiedad de la familia”.
Si la empresa continúa aumentando sus activos, generando nuevos puestos de trabajo y sosteniendo un crecimiento constante, superará estas etapas y eventualmente perderá su carácter familiar. La casi totalidad de las empresas controladas por familias terminan cediendo gran parte de la propiedad a terceros. Esto ocurre cuando la empresa, por su mismo tamaño, expansión y exigencias de funcionamiento, entra a cotizar en la bolsa, ofertando públicamente parte de sus acciones. Aunque logran hacerse dueños del control de la compañía a través de la Junta Directiva, la propiedad del grupo familiar se dispersa. Más aún, suele ocurrir que determinados sub-grupos familiares (descendientes de los fundadores), controle divisiones u otras empresas propiedad de la compañía matriz. Es entonces cuando se constituye un “holding” de empresas controlado por un grupo familiar.
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