jueves, marzo 05, 2009

Reflexiones sobre la Empresa Familiar (II y final)

La familia empresaria tiene ante sí una serie de retos que se identifican en los estudios realizados en la región: mantener el compromiso familiar con la idea del negocio; dar continuidad a la capacitación técnica y profesional de sus empleados, directivos y órganos de gobierno; aprovechar figuras de financiación diferentes a los recursos propios o el préstamo bancario; y, sobre todo, motivar a los futuros sucesores en la propiedad, enseñarles a conocer y a querer la empresa para asegurar con ello el relevo generacional.

Según algunos estudios, la empresa familiar se preocupa principalmente por los cambios en el poder: la sucesión preocupa a las empresas que están en primera generación; la profesionalización de la dirección, a las de segunda generación; y la profesionalización del gobierno, a las de tercera generación. No obstante, una familia interesada en este tema dispone hoy en día de diferentes medios para realizar el cambio con éxito, gracias a la información y formación para gestionar estos procesos que proponen tanto las instituciones que actualmente ofrecen apoyos a la empresa familiar como los consultores especializados. En ambos casos el grupo familiar puede contar con profesionales que conocen y comprenden las dinámicas típicas de este tipo de organizaciones y puede ofrecer a la familia empresaria diferentes opciones para llevar a cabo el cambio que su situación requiere.

Por su parte, las familias empresarias deben contar con dos herramientas poderosas: comunicación abierta y diálogo constante. Son dos bazas esenciales en todos los procesos, en especial el de transición generacional, que generalmente coincide la necesidad de profesionalización de la empresa. Una empresa familiar es un sistema integrado: todos sus miembros influyen, todos tienen derechos y deberes y todos tienen la misma necesidad de ser escuchados. Una buena disposición al cambio exige como herramientas básicas mente y corazón, pero sobre todo mucho oído y poca boca.

Una empresa familiar sana, por la que abogan todos los implicados en su desarrollo, es aquella que garantiza a cada uno de sus miembros el escenario óptimo para su desarrollo integral, tanto en el aspecto económico como en el ético y afectivo. De nuevo, la clave de cualquier solución estará en la comunicación y el diálogo.


Originalmente publicado en el libro “Manual de la Empresa Familiar”, publicado por el Foro de la Empresa Familiar de las Cámaras Vascas (Eusko Ganberen Familia Enpresaren Erakundea), País Vasco, España, 2008.

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